Chapeleando: enero 2013

Luz Chapela

Mon, Jan 7, 2013 at 9:43 PM

Reply-To: los-11@googlegroups.com

To: los-11@googlegroups.com

Hola a todos

Se desató la tormenta de imágenes. Rica manera de estar en un mismo espacio en estos días de fiestas.

Mucho que decir en reciprocidad. Pero no quiero que se salten este correo por inmenso, así que resumo (lo más que pueda).

“Y en la casa...”

Gracias a Kika por los artículos. El de Belinhausen anota a los actuales simpatizantes del EZLN. El de Galeano nos recuerda que si apostamos a la “media” (estadística) la estamos regando, que tenemos que pararnos en la cola, así como dice ese hermoso libro que Ignacio Chapela me regaló un día: Wishful Mounsters (Monstruos llenos de esperanza, en español en Siruela). Monstruos por no estar en la media y llenos de esperanza por mantener vivo el delirio. El de Villoro nos permite pensar en lo que puede ser este movimiento si no nos repetimos, si pensamos más grande. Gracias Kika.

Por cierto, no olviden que mañana AMLO va a estar en el Zócalo anotando partidarios para lo que registró hoy en el IFE (¿Ahí resgistró a Morena? ¿Fue en otra parte?)

Gracias Marilú, Lupita y Tata por el esfuerzo de recordar y la talacha de registrar sus recuerdos. Gracias Tata porque siempre eres divertida, los huaraches esperan tu próxima visita y la de los otros excluídos mini-muchachos (Miguel, Paco y Nacho), porque el desierto también tiene sus bellezas. A pesar de que convivía con Lupita, Rocío y Marilú (y con Kika en camino), no recuerdo nada de la “ventana” y las charlas con la vendedora. Mucho menos la escena de Marilú abandonada. A lo mejor la borré de mi vida por ser demasiado fuerte pues, ya en esos días, yo compartía responsabilidades con mi mamá. Tendrían que escribir un cuento para relatar los hechos. Tengo que hacer una confesión, ese padrecito que dice Marilú que era más dinámico, me encantaba. Hasta de catequista me puse para estar cerca. Pero cero recuerdos concretos de su cara, estatura o algo más.

Qué rico Marilú tener tocadora de piano en familia y tener una familia como la que soñaste, con papás y dos hombres y dos mujeres. Hay que tener cuidado con lo que se desea. Me cuadró lo del oro (añadir riqueza) y lo del incienso (percibir, interpretar, ir más allá). Lo de la mirra no tanto, porque me gusta más la idea de enriquecer dentro de las posibilidades que la de transformar, porque no me siento capaz de transformar sin sentir que el mundo se me cae encima del susto. Gonzalo, si pasas por el 1310, sácale fotos a La Malagueña de la esquina y nos las mandas ¿sí?

¡Tenemos que recuperar los resultados de la Quiniela! Y el tesoro $ correspondiente (éste lo tiene Lula). Creo que Nacho Páramo tiene los resultados en su compu. Ya los anda buscando.

Las imágenes masculinas de Gonzalo y Miguel, nuevamente me conmueven mucho. ¿Cómo podían ejercer su masculinidad en ese ambiente? Pelear con unos asaltantes o enfrentar un equipo completo de fut (“Y en la casa...”) o sacarse uno mismo del lodazal sin dejar náufraga a la bicicleta, quizás eran maneras creativas de sobrevivir con la frente en alto. (Me acuerdo mucho de los “Talleres Americanos” que atestiguaron el asalto de los $12.00/MN contantes y sonantes ¿O eran dos?). Gracias, muchas gracias Miguel por las fotos y el video. Me gusta mucho la idea de Gonzalo de convertir las fotos de la casa (sin persona alguna) en un juego. Ya se me ocurrieron dos o tres propuestas. A lo mejor el próximo domingo (¿la cita en Cedral es domingo?) podemos jugarlo. Pero mándenme las fotos nuevamente para imprimirlas, porque las borré (fue accidente).

Muchas ideas para construir la noción de “lontananza” y mucha necesidad de hacerlo. Gonzalo nos recuerda que hace falta y “se ocupa” mucho en estos días.

Termino diciendo “Y en la casa... Ni en cuenta”.

Marilú empapada en la ventana pero con naranja, Nacho picado por el ganzo (¿era pato y lo mitifico?), los mini muchachos saltando del techo con sábanas como paracaídas, las ceremonias de iniciación (mejor no hablemos de ellas), Gonzalo cayéndose de la casa árbol de Rocío o en el río, nosotros incendiando la milpa y haciendo llegar a los bomberos, el “mariguano” persiguiéndonos alrededor de la casa... Mil cosas más “Y en la casa, ni en cuenta”.

Me parece que ahí tenemos una gran fortaleza. Fuimos libres a fuerzas. Aprendimos a tomar decisiones propias dentro de los límites que nuestra realidad nos marcaba. Parafraseando al famoso himno “¿Hay acaso nobleza mayor”? (No olvidemos que la libertad de seleccionar, optar, decidir y hacer en consencuencia despierta el pensamiento creativo, la intuición, el pensamiento complejo, la imaginación... Y se nutre de ellos.

Y pensando así, estoy en total DES acuerdo, La Castañeda existía desde, al menos Adolfo Prieto, con cuentos de domingo espeluznantes, pleitos a muerte entre nosotros, un “Viernes” (una “Viernas”) que huye despavorido y se cae de la ventana del segundo piso, un tío “Culpable” que pierde a su sobrino al salir de los Toros, una mamá que perfora el piso colado para hacer un túnel para “la ropa sucia”... Todo empezó aquella tarde, en un encuentro Patzcuareño surrealista, con una novia que no pudo salir de su casa para ir a la boda y un licenciado que lo único que quería era ir “allá donde el agua de pura charanda parece charape de piña y de miel”. La Castañeda estaba anunciada.

Así que ¡a delirar hermanos! Ojalá creativamente.

LM