miércoles, 24 de septiembre de 2008

Concuerdo con todas, aunque me parece insuficiente. Una sociedad no es un conjunto de ciudadanos bien portados, porque en cada una de las cosas que bien se proponen hay otros enfrente que sí son parte del problema; y eso también hay que cambiarlo, así que la responsabilidad personal no puede dejar de lado la cotidianeidad, pero no se agota ahí… ¿qué te parece?



¿Ya no te gusta Mexico?



Todos podemos contribuir para un país mejor

¿No le gusta el país
en el que vive?
¡¡Cámbielo usted mismo!!
Y si no participa....
¡NO SE QUEJE!!
¿Encuentra absurdo el robo de camiones de carga, a veces hasta con asesinatos de los camioneros?
Solución: Exija la factura en todas sus compras.

¿Usted encuentra absurdo el desorden causado por los vendedores ambulantes?
Solución: Nunca compre nada a ellos. La mayor parte de sus mercaderías son productos robados, falsificados o contrabandeados.

¿Usted encuentra absurdo el enriquecimiento ilícito?
Solución: No lo admire, ni lo practique; repúdielo y no de mordidas ni pequeñas ni grandes.
¿Usted encuentra absurda la cantidad de mendigos en los semáforos y/o en las calles, y/o en cada esquina?
Solución: Nunca les dé NADA. Canalice su ayuda solidaria directamente a las instituciones de su confianza. (PERO, SI NO CUMPLE CON LO SEGUNDO, NO SE SIENTA BIEN HACIENDO LO PRIMERO, NO SIRVE PARA JUSTIFICARSE, SEA HONESTO CONSIGO MISMO)
¿Usted encuentra absurdo que las lluvias inunden la ciudad?
Solución: Solamente tire papelitos y basura, EN LOS CANASTOS DE BASURA, barra su banqueta y si construye, no eche la basura en las coladeras...
¿Usted encuentra absurdo que haya revendedores de entradas para espectáculos?
Solución: No les compre, aunque eso signifique perderse el evento. Mejor trate de comprar con oportunidad.
¿Usted encuentra absurdo el tránsito en su ciudad?
Solución: Nunca cierre el paso; respete las normas; estacione en los lugares habilitados, practique la técnica de paso 'uno por uno'.
¿Usted Considera alarmante el índice de criminalidad en este país?
Solución: invierta en México si es empresario; trabaje con calidad si es empleado y ambos paguen sus impuestos. No sea aviador, ni lo permita. ¡Produzca con calidad y pague sueldos de dignidad! Con ello, podrán darles una educación de calidad a sus hijos y evitar la formación de delincuentes. No hay criminal que no salga de una familia.
¿Usted Encuentra terrible el problema de la drogadicción?
Solución: únicamente atienda bien a sus hijos y ni siquiera tendrá que vigilarlos.
SI USTED CONSIDERA QUE NINGUNA DE LAS COSAS ANTERIORES MEJORARÍA EL PAÍS, ENTONCES USTED ES PARTE DEL PROBLEMA Y NO DE LA SOLUCIÓN. ¡PÍENSELO! Y FORME PARTE DE LA SOLUCIÓN , NO DEL PROBLEMA QUE AQUEJA A LA NACIÓN.
LA SOLUCIÓN INICIA CONMIGO Y CONTIGO.
Y si no participa....
¡NO SE QUEJE!!
Estamos pasando por una etapa de falta de cultura ciudadana y de patriotismo.
Necesitamos cambiar nuestro comportamiento para que podamos vivir en un país donde tengamos el orgullo de decir: YO SOY MEXICANO.
Estando quieto, Usted no contribuye con nada; por lo tanto, no puede reclamar.
Practique los puntos con los cuales Usted concordó e intente practicar también aquellos con los cuales no concordó.
Y, sobre todo, divulgue este mensaje, (por lo menos entre sus amigos), pues así estará contribuyendo para un México mejor.
Necesitamos mejorar nuestro país.
Vamos todos a vivir con ÉTICA y eso tiene que comenzar con cada uno.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Martha Mariana Mier Amaya...¡Bienvenida!

Besos para tod@s!
Marilú



jueves, 18 de septiembre de 2008

La más grande y la más chiquita




Y también esta foto de los tres hermanitos, que se me hizo linda y la comparto

martes, 16 de septiembre de 2008

La tierra

El mundo, nuestro planeta, es un individuo que respira, se nutre, se desgasta y se renueva celularmente en forma constante en el tránsito del nacimiento a la extinción; un ser vivo compuesto de materias líquidas y sólidas en proporción similar a la que guardan en nuestro cuerpo la sangre, los músculos y nuestros huesos; un organismo formado por órganos que realizan las más diversas y complementarias funciones, una entidad que atraviesa, de manera sucesiva y dialéctica, por fases de armonía y desorden.

Imanuel Wallerstein, creador de la teoría sistema-mundo.

jueves, 11 de septiembre de 2008

El jefe Seattle


La única foto conocida del Jefe Seattle fue hecha en los años 1860 cuando se acercaba a sus 80 años de edad.

Pueden ver esta foto y alguna información interesante sobre el jefe y su discurso en la wikipedia.

Y no puedo dejar de comentar lo paradójico que me parece que la ciudad de Seattle se llame así por el jefe Seattle y que al mismo tiempo esa ciudad sea conocida por ser la sede de Microsoft.

(Seattle (v. 1786-1866), chef de six tribus indiennes établies dans l'actuel État de Washington, dont les Dumawish et Suquamish. Auteur de la photographie : « Sammis » (nom du photographe ou du studio) Date de la photographie : 1864 Lieu de conservatio)

viernes, 5 de septiembre de 2008

la tierra no tiene dueño

la montaña rusa de los precios de los alimentos nos recuerda que "el aumenro del precio del pan satisface la demanda del mercado, pero no quita el hambre". En tiempos de elotes, vale la pena desenterrar lo que un jefe le dijo a otro jefe:

En el año 1854 el jefe indio Noah Sealth respondió de una forma muy especial a la propuesta del presidente Franklin Pierce para crear una reserva india y acabar con los enfrentamientos entre indios y blancos. Suponía el despojo de las tierras indias. En el año 1855 se firmó el tratado de Point Elliot, con el que se consumaba el despojo de las tierras a los nativos indios. Noah Sealth, con su respuesta al presidente, creó el primer manifiesto en defensa del medio ambiente y la naturaleza que ha perdurado en el tiempo. El jefe indio murió el 7 de junio de 1866 a la edad de 80 años. Su memoria ha quedado en el tiempo y sus palabras continúan vigentes.
“El Gran Jefe en Washington manda decir que desea comprar nuestras tierras. El Gran Jefe nos en­vía palabras, qué poca falta le hace, en cambio, nuestra amistad. Vamos a considerar su oferta, pues sabemos que, de no hacerlo, el hombre blanco podrá venir con sus armas de fuego y tomarse nuestras tierras. El Gran Jefe en Washington podrá confiar en lo que dice el jefe Sealth con la misma certeza con que nuestros herma­nos blancos podrán confiar en la vuelta de las estacio­nes. Mis palabras son inmutables como las estrellas.
¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento, ni aun el calor de la tierra? Dicha idea nos es descono­cida. Si no somos dueños de la frescura del aire ni del fulgor de las aguas, ¿Cómo podrán ustedes comprarlos?
Deberán saber que cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada hoja resplandeciente, cada playa arenosa, cada neblina en el oscuro bosque, cada claro y cada insecto con su zumbido son sagrados en la memoria y experiencia de un pueblo. La savia que circula por las venas de los árboles lleva consigo las me­morias de los pieles rojas.
Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra natal cuando van a caminar entre las estrellas, en cam­bio nuestros muertos nunca pueden olvidar esta bon­dadosa tierra puesto que es la madre de los pieles rojas. Somos parte de la tierra y asimismo ella es parte de nosotros. Las fragantes flores son nuestras hermanas; el venado, el caballo, el águila majestuosa son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los húmedos prados, el calor del cuerpo del caballo y el hombre, todos per­tenecemos a la misma familia.
Por todo ello, cuando el Gran Jefe de Washington nos envía el mensaje de que quiere comprar nuestras tierras, es mucho lo que pide. También el Gran Jefe manda decir que nos reservará un lugar para que poda­mos vivir cómodamente entre nosotros. Él será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos. Mas, ello no será fácil porqie estas tierras son sagradas para nosotros.
El agua cristalina que corre por los ríos y arroyue­los no es solamente agua, sino que también representa la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos tie­rras, deben recordar que es sagrada, y a la vez deben enseñar a sus hijos que es sagrada y que cada reflejo fantasmagórico en las claras aguas de los lagos cuenta los sucesos y memorias de las vidas de nuestras gentes. El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre.
Los ríos son nuestros hermanos y sacian nuestra sed; llevan nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñarles a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos y también los suyos, y por lo tanto, deben tratarlos con la misma dulzura con que se trata a un hermano.
Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. Él no sabe distin­guir entre un pedazo de tierra y otro, ya que es un extraño que llega de noche y toma de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana, sino su enemiga y una vez conquistada sigue su camino, dejando atrás la tumba de sus pa­dres sin importarle. Despoja la tierra a sus hijos sin que le impor­te. Tanto la tumba de sus padres, como el patrimonio de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, la Tierra, y a su hermano, el fir­mamento, como objetos que se compran, se explotan y se venden como ovejas o cuentas de colores. Su apetito devora la tierra dejan­do atrás sólo un desierto. No sé, pero nuestro modo de vida es diferente al de ustedes. La sola vista de sus ciudades apena la vista del piel roja. Pero quizás sea así porque el piel roja es un salvaje y no comprende nada.
No existe un lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ni hay sitio dónde escuchar cómo se abren las hojas de los árboles en primavera o cómo aletean los insectos. Pero quizá también esto debe ser porque soy un salvaje que no comprende nada. El ruido de la ciudad parece insultar nuestros oídos. Y ¿qué clase de vida es cuando el hombre no es capaz de escuchar el solitario grito de la garza o la discusión nocturna de las ranas al borde de un estanque?
Soy un piel roja y nada entiendo. Nosotros pre­ferimos el suave susurro del viento sobre la superficie de un estanque, así como el olor de ese mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado con aromas de pinos. El aire tiene un valor inestimable para el piel roja, ya que todos los seres comparten un mismo aliento; el animal, el árbol y el hombre, todos respira­mos el mismo aire. El hombre blanco parece no sentir el aire que respira; como un moribundo que agoniza durante muchos días, es insensible al hedor. Pero si les vendemos nuestras tierras deben recordar que el aire nos es muy valioso, que el aire comparte su espíritu con la vida que sostiene. El viento que dio a nuestros abue­los el primer soplo de vida, también recibe sus últimos suspiros. Y si les vendemos nuestras tierras, ustedes de­ben conservarlas como cosa aparte y sagrada, como un lugar donde hasta el hombre blanco pueda saborear el viento perfumado por las flores de las praderas.
Consideraremos su oferta de comprar nuestras tierras. Si decidimos aceptarla, yo pondré una condi­ción: el hombre blanco deberá tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.
Soy un salvaje y no comprendo otro modo de vida. He visto a miles de búfalos pudriéndose en las praderas, muertos allí por el hombre blanco, que les disparó desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo cómo el humean­te caballo de vapor puede ser más importante que el búfalo al que nosotros matamos sólo para so­brevivir.
¿Qué sería del hombre sin los animales? Si todos fueran exterminados, el hombre tam­bién moriría de una gran soledad espiritual; porque todo lo que le sucede a los animales también le sucederá al hombre. Todo va en­lazado.
Deben enseñarles a sus hi­jos que el suelo que pisan son las cenizas de nuestros abuelos. In­culquen a sus hijos que la tierra está enriquecida con las vidas de nuestros semejantes, a fin de que sepan respetarla. Enseñen a sus hijos lo que nosotros hemos en­señado a los nuestros: que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra. Cuando los hombres escupen al suelo, se escupen a sí mismos.
Esto sabemos: la tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra. Esto sabemos. Todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. Todo va enlazado.
Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra. El hombre no tejió la trama de la vida; él es sólo un hilo. Lo que hace con la trama se lo hace a sí mismo. Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, queda exento del destino común.
Después de todo, quizás seamos hermanos. Ya ve­remos. Sabemos una cosa que quizá el hombre blanco descubra un día: nuestro Dios es el mismo Dios. Uste­des pueden pensar ahora que Él les pertenece, tal como desean que nuestras tierras les pertenezcan; pero no podrá ser así. Él es el Dios de los hombres y su compa­sión es igual para el piel roja y para el hombre blanco. Esta tierra tiene un valor inestimable para Él, causarle daño es mostrar desprecio hacia su creador. También los blancos se extinguirán, quizás antes que las demás tribus. Contaminan sus lechos y una noche morirán ahogados en sus propios desperdicios. Pero ustedes caminarán hacia su destrucción, ro­deados de gloria, inspirados por la fuerza de Dios que los trajo a esta tierra y que por algún designio especial les dio dominio sobre ella y sobre el piel roja. Ese des­tino es un misterio para nosotros, pues no entendemos por qué se exterminan los búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombres, y se atiborra el pai­saje de las verdes colinas con un enjambre de alambres parlantes. ¿Dónde está el espeso bosque? Desapareció. ¿Dónde está el águila? Desapareció. Termina la vida y empieza la supervivencia”.